Cunqueiro en los caminos 1
La cosa de la tierra,
su fruto más destinado a morir y perderse, más todavía que el peregrino o el
nocturno viajero, es un camino.
Si los caminos permanecen sobre la costra terrenal, no es
tanto por memoria que ellos tengan, cuanto que por ellos pasó un día cierto
viajero cuyos pasos son imborrables.
Los caminos están puntuales en la mañana aguardando los pasos
del caminante como un viejo can la caricia en el lomo por la mano del amo
concedida...
Después de las especies sacramentales —el trigo, el vino, el
aceite—, y del hallazgo imprevisible del fuego, de las cosas que el hombre
verdaderamente sembró en la tierra, ninguna puede compararse a los caminos en
hermosura y milagro.
Salir de la ciudad y hallar en la mañana tendido un camino
que conduce a tanta maravilla, a tan insólita música….
Nunca me extrañó que
la melancolía estuviese incluida entre los pecados capitales, pero, la verdad,
tampoco que pueda estarlo entre las virtudes teologales. Haciendo por el feliz
camino el viaje de regreso, dando gracias al Señor por la mañana, el camino, el
sol, el agua, se podría decir: fe, esperanza, caridad, melancolía.
De Alvaro Cunqueiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario